Un generador de ozono, (ozonizador) es capaz de producir ozono -una molécula triatómica que contiene tres átomos de oxígeno artificialmente, mediante la generación de una alta tensión eléctrica (llamada “Efecto corona”), que produce ozono, y colateralmente, iones negativos. La generación de ozono tiene aplicación en la eliminación de malos olores y desinfección del aire, en el tratamiento y purificación de aguas, y en electromedicina -ozonoterapia-.
El ozono no puede ser almacenado ni transportado -es mucho menos estable que el oxígeno biatómico- como otros gases industriales. El motivo es que rápidamente se reconvierte en oxígeno, y por ello debe ser producido en el lugar en donde será empleado. Los generadores más comunes son los que trabajan por medio del efecto corona, con frecuencias que van de 600 Hz hasta 2 kHz, y con voltajes que oscilan entre los 4 kV y 20 kV. El factor dominante que origina la generación de ozono, es la temperatura del gas vector que es controlada por el agua de enfriamiento; cuanto más fría es el agua, mejor es la síntesis del ozono; en las típicas condiciones industriales, la mayor parte de la energía se disipa en calor, que debe neutralizarse por un muy eficiente flujo de agua. Debido a la alta reactividad del ozono, sólo unos pocos materiales pueden ser usados para entrar en contacto con él; entre estos estarían el acero inoxidable 316L, el vidrio, PVDF, EPDM, PVC. Sus propiedades antisépticas son de aplicación tanto a nivel doméstico como industrial.
Desde hace años gracias a que se puede trabajar en alta frecuencia y al avance de la electrónica se ha pasado de utilizar grandes transformadores en baja frecuencia y válvulas a fabricar equipos de ozono de menor tamaño, menor consumo energético y muy baja disipación de calor inferior a 60 °C, siendo innecesario la refrigeración por agua de equipos con producciones incluso superiores a los 100g/h y con un precio considerablemente más bajo.